Un poquito de cultura no hace daño. Siempre es bueno saber algo de historia de aquello que nos interesa.
Travestismo y Transformismo términos muy similares, que a veces confundimos. Ambas prácticas comparten un mismo hecho, vestirse y tomar actitudes propias del sexo contrario, pero difieren en el sentimiento. Digamos que el Transformismo es más frío, la persona se “transforma”, se maquilla, se viste, pero una vez que todo ello se elimina, se vuelve a la cotidianidad. En el Travestismo quizás haya una implicación sentimental más profunda, hay un intento, prologando o limitado, de sentirse mujer u hombre.
Pero no hubo que esperar hasta 1910 para hablar de travestismo, anteriormente se usaba el término eonismo. Con esta expresión se definía aquella persona que adoptaba los roles del sexo opuesto, aunque se le daban matices sexuales. La palabra en cuestión proviene de D’Eon de Beaumont, al que más adelante le dedicaremos unas frases.
A lo largo dela Historia el travestismo ha sido una práctica repetida constantemente en todos los ámbitos. Tanto por hombres, como por mujeres, siendo más famosos los casos de hombres que visten de mujer que al revés. Célebres nombres de personajes históricos y hazañas quedarían incompletos sino hablamos del fuerte componente travesti, valga para ello el caso de Juana de Arco.
Las primeras noticias sobre travestís nos llegan desdela Antigüedad. Se conservan muchísimos vasos cerámicos decorados con figuras y escenas que narran este tipo de prácticas.
Una de las primeras historias conocidas nos la cuenta Hesiodo en su obra “Los trabajos y los días”, donde narra una de las versiones de la vida de Tiresia. Un día estando en el bosque el muchacho observa dos serpientes copulando y decide matar a la hembra. Como castigo divino, quedó convertido en mujer repentinamente. Tiresia comenzó entonces a vivir y ejercer como mujer, sexo incluido, hasta que una tarde observa de nuevo a dos reptiles copulando. Tiresia opta ahora por matar al macho y recuperó su género primigenio. Zeus que discutía con Hera sobre si el hombre disfrutaba más del sexo que las mujeres, mandó llamar a Tiresia para que resolviese el debate. La respuesta fue muy clara: la mujer es la que más disfruta. Estas palabras causaron tal malestar en Hera, que montó en cólera y le arrancó los ojos. Finalmente Zeus arrepentido le concedió el don de la clarividencia. Quizás en este caso estemos hablando más de Transexualidad que de Travestismo.
Pero no sólo era éste el único episodio de travestismo en la mitología clásica. El héroe Hércules, considerado el ideal masculino, también tiene un momento travesti. Cuando Hércules es vendido como esclavo ala Reina Onfalia surge una historia de amor entre ellos que sería conocida porque ambos invierten sus roles. La reina se viste con la piel del león de Nemea, mientras Hércules vestido de mujer, trenzas incluidas, se pasaba los días hilando con una rueca.
Otro héroe, Aquiles, también tuvo su pequeño momento travestido. Alertada por el Oráculo de Delfos de que su hijo moriría en Troya, Tetis decide disfrazarlo de doncella y esconderlo en la corte del Rey Licomedes en Esciros. Su nombre ficticio fue Pirra (“pelirroja”). Allí fue descubierto cuando ante el ofrecimiento de joyas y armas por parte de Ulises, disfrazado de mercader, éste opta por lo segundo.
Ovidio en sus “Metamorfosis” cuenta el mito de Ifis. La extrema pobreza en la que vivían sus progenitores obligó a su padre Ligdo a tomar una drástica decisión: no podrían mantener a una hija, si no nacía varón tendría que matarlo. Teteusa, su desesperada madre, pide la intercesión de Isis, quien se aparece como matrona y le ordena que cuidase a su futuro hijo, con absoluta independencia del sexo al que pertenezca. Finalmente nace una niña, pero su madre la hace pasar como hombre a lo largo de toda su vida. Su padre Ligdo jamás dudó el sexo de su hijo, a quien le impuso el nombre de Ifis en honor a su abuelo. Con los años, Ifis comenzó una relación con la joven Yanta, a la que abandona porque era consciente de que aquella relación era imposible, puesto que era mujer. Madre e hija acuden al templo de Isis a implorar clemencia. Se aparece de nuevo la diosa Isis y finalmente Ifis sale del templo convertido en varón.
Como toda costumbre griega fue continuada en Roma, pero de una forma más intimista. De todas formas el travestismo fue algo muy común y frecuente en el mundo del teatro.
Con la llegada de la religión católica se supone que llega el final de todo esto, pero no. La religión que hoy señala con el dedo y acusa a todo aquel que se traviste, cuenta en su lista hagiográfica con varias travestís.
Desde los primeros tiempos, desde sus inicios muchos Santos se encargaron de hablar sobre travestismo y acusar, aunque aquí no se hacen distinciones entre travestismo y transexualidad. Esto podemos verlo claramente en el Evangelio de San Mateo, donde se escribe “Eunucos que se hicieron tales a sí mismo por el Reino de los Cielos”. Entendemos por Eunuco un hombre castrado, que al sufrir la pérdida de sus genitales se iniciaba en él un proceso de feminización, era una consecuencia hormonal. Más tarde Freud hablaría de esto cuando teoriza sobre lo que denominó “Complejo de Castración”.
San Jerónimo insistiría en la misma idea. De sus Cartas podemos extraer citas tan claras como: “Otras se visten de hombres, cambian la indumentaria, se avergüenzan de ser de lo que nacieron, se cortan los cabellos y alzan, con impudor, la apariencia de un hombre”. También San Ambrosio sentenciaba en otra de sus Cartas: “Lo que la propia naturaleza aborrece tiene que ser inapropiado. La naturaleza viste a cada sexo con la indumentaria adecuada”.
La palabra Travestismo nace en 1910 de manos del investigador Magnus Hirschfeld en su obra “Conductas sexuales humanas”. Claro que este médico alemán entendió el acto de vestirse con ropas del sexo contrario como una perversión clínica. Mucho se ha adelantado y corregido de estas palabras. Personalmente creo que podríamos eliminar cualquier tópico o circunstancias que se le suelen atribuir. Hay tantos y tan variados ejemplos de travestís, que muchos se escapan de los límites que impone cada definición.
Travestismo y Transformismo términos muy similares, que a veces confundimos. Ambas prácticas comparten un mismo hecho, vestirse y tomar actitudes propias del sexo contrario, pero difieren en el sentimiento. Digamos que el Transformismo es más frío, la persona se “transforma”, se maquilla, se viste, pero una vez que todo ello se elimina, se vuelve a la cotidianidad. En el Travestismo quizás haya una implicación sentimental más profunda, hay un intento, prologando o limitado, de sentirse mujer u hombre.
Pero no hubo que esperar hasta 1910 para hablar de travestismo, anteriormente se usaba el término eonismo. Con esta expresión se definía aquella persona que adoptaba los roles del sexo opuesto, aunque se le daban matices sexuales. La palabra en cuestión proviene de D’Eon de Beaumont, al que más adelante le dedicaremos unas frases.
A lo largo de
Las primeras noticias sobre travestís nos llegan desde
Una de las primeras historias conocidas nos la cuenta Hesiodo en su obra “Los trabajos y los días”, donde narra una de las versiones de la vida de Tiresia. Un día estando en el bosque el muchacho observa dos serpientes copulando y decide matar a la hembra. Como castigo divino, quedó convertido en mujer repentinamente. Tiresia comenzó entonces a vivir y ejercer como mujer, sexo incluido, hasta que una tarde observa de nuevo a dos reptiles copulando. Tiresia opta ahora por matar al macho y recuperó su género primigenio. Zeus que discutía con Hera sobre si el hombre disfrutaba más del sexo que las mujeres, mandó llamar a Tiresia para que resolviese el debate. La respuesta fue muy clara: la mujer es la que más disfruta. Estas palabras causaron tal malestar en Hera, que montó en cólera y le arrancó los ojos. Finalmente Zeus arrepentido le concedió el don de la clarividencia. Quizás en este caso estemos hablando más de Transexualidad que de Travestismo.
Pero no sólo era éste el único episodio de travestismo en la mitología clásica. El héroe Hércules, considerado el ideal masculino, también tiene un momento travesti. Cuando Hércules es vendido como esclavo a
Otro héroe, Aquiles, también tuvo su pequeño momento travestido. Alertada por el Oráculo de Delfos de que su hijo moriría en Troya, Tetis decide disfrazarlo de doncella y esconderlo en la corte del Rey Licomedes en Esciros. Su nombre ficticio fue Pirra (“pelirroja”). Allí fue descubierto cuando ante el ofrecimiento de joyas y armas por parte de Ulises, disfrazado de mercader, éste opta por lo segundo.
Ovidio en sus “Metamorfosis” cuenta el mito de Ifis. La extrema pobreza en la que vivían sus progenitores obligó a su padre Ligdo a tomar una drástica decisión: no podrían mantener a una hija, si no nacía varón tendría que matarlo. Teteusa, su desesperada madre, pide la intercesión de Isis, quien se aparece como matrona y le ordena que cuidase a su futuro hijo, con absoluta independencia del sexo al que pertenezca. Finalmente nace una niña, pero su madre la hace pasar como hombre a lo largo de toda su vida. Su padre Ligdo jamás dudó el sexo de su hijo, a quien le impuso el nombre de Ifis en honor a su abuelo. Con los años, Ifis comenzó una relación con la joven Yanta, a la que abandona porque era consciente de que aquella relación era imposible, puesto que era mujer. Madre e hija acuden al templo de Isis a implorar clemencia. Se aparece de nuevo la diosa Isis y finalmente Ifis sale del templo convertido en varón.
Como toda costumbre griega fue continuada en Roma, pero de una forma más intimista. De todas formas el travestismo fue algo muy común y frecuente en el mundo del teatro.
Con la llegada de la religión católica se supone que llega el final de todo esto, pero no. La religión que hoy señala con el dedo y acusa a todo aquel que se traviste, cuenta en su lista hagiográfica con varias travestís.
Desde los primeros tiempos, desde sus inicios muchos Santos se encargaron de hablar sobre travestismo y acusar, aunque aquí no se hacen distinciones entre travestismo y transexualidad. Esto podemos verlo claramente en el Evangelio de San Mateo, donde se escribe “Eunucos que se hicieron tales a sí mismo por el Reino de los Cielos”. Entendemos por Eunuco un hombre castrado, que al sufrir la pérdida de sus genitales se iniciaba en él un proceso de feminización, era una consecuencia hormonal. Más tarde Freud hablaría de esto cuando teoriza sobre lo que denominó “Complejo de Castración”.
San Jerónimo insistiría en la misma idea. De sus Cartas podemos extraer citas tan claras como: “Otras se visten de hombres, cambian la indumentaria, se avergüenzan de ser de lo que nacieron, se cortan los cabellos y alzan, con impudor, la apariencia de un hombre”. También San Ambrosio sentenciaba en otra de sus Cartas: “Lo que la propia naturaleza aborrece tiene que ser inapropiado. La naturaleza viste a cada sexo con la indumentaria adecuada”.
La palabra Travestismo nace en 1910 de manos del investigador Magnus Hirschfeld en su obra “Conductas sexuales humanas”. Claro que este médico alemán entendió el acto de vestirse con ropas del sexo contrario como una perversión clínica. Mucho se ha adelantado y corregido de estas palabras. Personalmente creo que podríamos eliminar cualquier tópico o circunstancias que se le suelen atribuir. Hay tantos y tan variados ejemplos de travestís, que muchos se escapan de los límites que impone cada definición.
Pero una cosa fue la teoría y otra la práctica. La tradición de santas travestís se ha venido repitiendo a lo largo de los siglos. Santiago de
Uno de estos primero nombres es el de Santa Tecla que tuvo que vestirse de hombre para acompañar a San Pablo en su misión evangelizadora. Santa Perpetua fue otra travesti, aunque en este caso hablamos solo de un sueño que tuvo en el que aparecía como un hombre luchando en el anfiteatro contra las fieras. La historia de Santa Pelagia es muy significativa. La mujer pasó su vida vestida como un ermitaño y con su nombre en masculino, Pelagio, hasta que a su muerte descubrieron que era una mujer. Esta misma historia es repetida en vidas de otras santas como Santa Marina, Santa Margarita, Santa Eugenia, etc.
Estas historias de santas travestidas siempre han gozado de un enorme interés por parte de los historiadores que desde el siglo XIX han venido divagando sobre ellas. Se ha pensado incluso que el origen de la devoción a santas travestís está en el culto pagano de los Afroditos de Chipe, en los que mujeres travestidas eran sacrificadas, mientras que los hombres lo adoraban vestidos de mujeres. Esta idea fue muy difundida hasta hace poco. Otros historiadores atribuyen el éxito de estas historias a que su mensaje pregona la asexualidad considerada ideal por el cristianismo.
Como toda gran historia, la de Catalina de Erauso tiene sus antecedentes. El más evidente es la biografía de Juana de Arco. Anterior incluso es la vida de María Pérez “
Pero estamos ante casos excepcionales. Las prácticas travestís jamás eran expuestas públicamente y se reservaban al ámbito privado y más íntimo, por ello apenas poseemos noticias de
Muy frecuente fue en Francia, Gran Bretaña o Italia representaciones teatrales con actores y actrices travestidos. El carácter cómico que adquiría este tipo de actuaciones le otorgó una enorme fama, sobretodo si era un actor quien se travestía de mujer. Tal éxito llegó a obtener que en Gran Bretaña se llegó a imponer un término propio para estos actores, “travesty”. Era una especialización dramática que obligaba a sumergirse completamente en el papel del sexo contrario. Los actores hacían de mujeres y viceversa. Se llegó a tal perfeccionamiento que el público no sabía distinguir el verdadero sexo de los intérpretes. De aquí surgió Madame Vestris, una de las más famosas, conocida como “
En la otra parte del mundo, en Oriente, el Kabuki causaba furor durante los primeros años del siglo XVII. Se trata de una forma de teatro tradicional japonés. Era una mezcla entre teatro y danza donde las jóvenes mujeres interpretaban, a veces con tintes cómicos, escenas de la vida cotidiana. El escándalo surgió con el ambiente de prostitución y violencia que lo rodeaba. Por tal motivo en 1629 las mujeres fueron expulsadas, sustituyéndose por actores masculinos que se ataviaban de mujeres. Con ello el Kabuki experimentó una evolución: el drama ganó más protagonismo en detrimento de la danza, su éxito comenzaba a crecer. Las escenas eran de tintes obscenos. Lejos de terminar con la prostitución, ésta adquirió un auge insospechado. Eran muchos los hombres que tras terminar la función requerían los servicios de cualquier jovencito, hasta el punto de producirse importantes enfrentamientos por hacerse con los favores sexuales de un determinado actor. Finalmente en 1653 se decide suspender estas prácticas.
En
El siglo XIX llega con nuevos espectáculos y lugares de fiestas muy vinculados con el travestismo, que en esta centuria quedará estrechamente unido al mundo del arte, teatro y música. La literatura seguirá encontrando en los travestís una fuente de inspiración única.
En 1868 llega a España
La vida de Álvaro Retana siempre estuvo marcada por el escándalo. Con
A partir de entonces surge una vinculación muy estrecha entre travestismo, espectáculo y farándula que llegará hasta nuestros días. En años aún de la dictadura eran muchos los lugares donde las travestís despistaban a la censura y actuaban. “El Molino” en Barcelona fue uno de los más famosos.
En el cine español vemos algunos casos en películas de los 70. El factor travestí en estos casos adquiere matices burlescos, como podemos ver en alguna interpretación de Paco Martínez Soria. Sin duda, uno de los que mejor ha tratado este tema ha sido Pedro Almodóvar que ha conseguido que este tipo de personajes sean característicos en su trayectoria. El último pudimos verlo de la mano de un soberbio Javier Cámara en “
El mundo de
En una difícil Sevilla nace
Años después, ya a principios de 1980 hace su aparición el sevillano artista José Pérez Ocaña. Pintor de brocha gorda en su localidad de Cantillana, un buen día decidió marcharse a Barcelona, donde se convirtió en fundamental de su historia cultural underground, alternando la cal con sus escandalosas reinterpretaciones marianas. Allí era frecuente verlo travestido llamando siempre la atención. José Pérez Ocaña muere precisamente travestido, cuando en 1983 en su pueblo natal un niño incendió con una bengala el traje de Dama de las Camelias que llevaba.
Además en estos años se implantaría en nuestro país el paso más allá del travestismo, hablamos de las primeras transexuales nacionales. Aquellas quienes ya no se conforman con vestirse de mujer y adoptar sus roles, sino que deciden someterse a una operación de cirugía. Como ellas mismas confiesan, son mujeres nacidas con cuerpo equivocado.
Con los 90 el fenómeno travestí se convierte en cotidiano. No es nada extraño encender la televisión y ver alguna travestí. Ya en los años 80 era más que frecuente ver a un Javier Gurruchaga continuamente travestido. Muchas de estas travestís terminaron operándose, convirtiéndose en transexuales. Una de las más famosas fue Cristina, conocida como “
A nivel internacional el travestismo incluso era una forma estética a seguir, el caso de la imponente Ru-Paul es muy llamativo. Su bello rostro fue la imagen de la prestigiosa casa de cosméticos MAC. Otras adoptaron papeles más reivindicativos y luchadores en países que no atravesaban una buena situación, como por ejemplo Alejandra Bogue o Ruva Duval en México. El travestismo ya tenía una estética particular y muy propia, que años atrás ya habían adoptado cantantes, como el ambiguo David Bowie o Boy George, anunciando lo que otros hacen hoy, como Marilyn Manson
Los noventa terminaban con un triunfo claro por parte de las travestís. Muy representativo es el caso de Dana Internacional. La joven israelí comenzó como travestí hasta convertirse en transexual. Por este motivo era perseguida por sectores fundamentalistas de su país, llegando incluso a estar amenazada y prohibida. Su victoria llegó con su triunfo en el festival de Eurovisión con la canción “Diva”.
En estos años actuales aparecen travestís increíbles, cuyas actitudes rompen por completo los límites de cualquier definición posible. Travestís ligadas al mundo del arte, travestís muy transgresoras y originales. Algunas como La Prohibida llenas de modernidad, otras como Nacha La Macha que saben combinar a la perfección la tradición con la modernidad, llegando a tener una forma de ser propia y muy particular. Es una de mis preferidas. Muchas incluso juegan a combinar rasgos masculinos con los femeninos, dando como resultado una apariencia muy bizarra, por ejemplo podría citar a las divertidas Fellini o Feldene-Flesh.
Cantantes y otras personalidades de la cultura adoptaran la estética y las actitudes de estas travestís, ya antes comenté el caso de Marlyn Manson. En España podríamos hablar de Arrakis (siempre sorprendente e interesante), Nancys Rubias, etc.
El auge y el éxito es tan enorme que desde el año 2003 hasta el 2006 se han venido celebrando en Madrid los festivales “En Plan Travestí”, donde tienen cabida todo tipo de artistas.
Sirvan estas líneas para expresar la admiración y veneración absoluta que siento por el colectivo travestí y transformista. El título “Con los tacones de mamá…” va dedicado a ese tierno momento en que los niños, escondidos en el cuarto de baño o la habitación comienzan a dar rienda suelta a sus deseos cuando empiezan a ponerse las ropas de su madre y el maquillaje de su hermana mayor… La travestí nace…. Sé que por ignorancia y brevedad no cito todas las que deberían estar. Eso os lo dejo a vosotros....
Hola, soy de Argentina, seguro no caere bien por lo que voy a decir pero bueno, soy cliente de una chica travesti peruana en Bs As. Bueno solo queria decir que esta buena la pagina.
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