lunes, 17 de octubre de 2011

Mundo: Travesti en Afganistán.


Ser travesti en el Perú es bastante difícil. Se imaginan como será ser travesti en el país de los talibanes, donde la vida humana vale lo mismo que una bala.


Aquí una extraordinaria entrevista realizado por un periodista que literalmente se jugó la vida en aquel país plagado de muerte y destrucción.





Zabi muestra su mano al reportero. Tiene algunos anillos y dos largas uñas rosas que sobresalen de sus dedos meñique y pulgar.


¿Porque te recortas las uñas de los tres dedos centrales?
Para poder cerrar bien el puño y pegar mejor -responde-.


Zabi vuelve a extender la mano para señalar las cicatrices de navaja que se dibujan en su muñeca y entre sus dedos: no es fácil ser travesti en Afganistán.

Nació hace 24 años en Herat, Toda su familia -explica- murió en las últimas guerras, y es uno de los 35 afganos de Kabul -más travestis que transformistas- que bailan en bodas y fiestas vestidos de mujer.

Este grupo de chicos se han hecho travestis libremente, porque en Afganistán existe otro fenómeno: niños convertidos en bacha bereesh (chicos sin barba) por la fuerza, obligados de pequeños a bailar en fiestas vestidos de niñas y a prostituirse. Es una costumbre sórdida y ancestral muy extendida por el país de los burkas, condenada tanto por los talibanes como por las organizaciones humanitarias internacionales. En Afganistán todo el mundo sabe lo de estos niños y nadie dice nada: todo tapado con una burka de silencio.

¿Te consideras hombre o mujer? -pregunto a Zabi-.
Estoy en un punto medio -responde-.
¿Tienes Novia?
Novio. El es muy fuerte.

En este último año, de ese círculo de treinta travestis han matado a dos. A uno -dice Zabi- le quitaron la vida en la misma boda donde actuaba, y al segundo, al salir de otro casamiento.
Vivimos con mucho miedo. Nunca vamos solos por la calle.

A Zabi le han intentado pegar, atacar, apuñalar y violar muchas veces. Antes, durante y después de las bodas. Porque tan arraigada esta en Afganistán la costumbre de pagar a travestis para que bailen danzas tradicionales en las fiestas -Zabi en temporada alta, actúa hasta cinco días a la semana- como cargárselos a lo bestia después del festejo.

¿Te defiendes? -pregunto-
¡Claro! Cuando lucho lo hago como un macho.

En un país en guerra desde hace tres décadas, donde casi todo el mundo sufre algún tipo de injusticia, que deguellen a un travesti es lo de menos.

-Todo Kabul me conoce. También actúo en Jalalabad y Mazar Sharif. ¡Soy tan fácil de localizar! -suspira-



Zabi actua hoy en la zona del mercado viejo de Kabul. Baila en el reservado de un restaurante putrefacto con ventanas abocadas a un cruce inundado de burkas y turbantes. Hay poca gente en el reservado. Todo muy discreto. Todo en el borde de un precipicio. Todo bastante alucinante: al otro lado de la pared, de la misma pared, en el extremo del restaurante, hombres barbudos y piadosos van rezando sus plegarias ante una alfombra tejida con la silueta de la Meca y su Kabaa.



Soy una de las tres mejores de Kabul -afirma Zabi con orgullo de artista-.
¿Y si los talibanes vuelven al poder? -le pregunto-.
Me pondré una burka y me escapare -responde-.

La relación de Zabi con las burkas es también inversa: lo que más le gusta comprar y ponerse son pantalones ajustados, comenta, pero adora las burkas como adora a Michael Jackson.
Se pondría una burka muy a gusto de vez en cuando; y si muchas mujeres afganas la llevan por miedo, Zabi no se la pone también por miedo. Un amigo suyo la lucia y la policía lo arresto. De hecho, Las autoridades castigan su uso por los hombres porque mucho delincuente afgano aprovecha la burka para hacerse invisible.

El baile en el restaurante putrefacto termina como tiene que terminar: mal. Al parecer, el encargado no ha dicho al dueño que en el reservado actuaba un travesti, y el dueño, enfurecido, le ha faltado un milímetro para echar a Zabi del local a punta de palos.

Lo dice el Corán: los que matan a gente como esta (travestis) tienen un lugar reservado en el paraíso -comenta un pastun llamado Bashir mirando la fiesta acabar-.

¿Quieres que añada algo más en el reportaje? -pregunto a Zabi en la calle-.
Si. Que alguien me saque de este país -responde mientras una lágrima corre por su mejilla-.







Nota: 
Zabi fue asesinada hace unos meses por una familia que le tendio una trampa.

 
                           Dorian Casablancas

1 comentario:

  1. A este trava deberian ejecutarlo, pero no por ser trava, sino por feo!!

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